lunes, 16 de mayo de 2016

TRIBUTO A UNA MAMÁ

TRIBUTO A UNA MAMÁ

En memoria de su muy amada madre, el maestro Martín Alfredo Maldonado Luna compartió generosamente sus sentimientos y memorias con sus amigos en esta publicación que reproduzco integramente como respetuoso homenaje al amor que en ambos (madre e hijo) se deja sentir.



Lecciones de sábado.

Martín Alfredo Maldonado Luna.- Sábado 14 de mayo de 2016.


En la vida hay muchos primeros días, el primer día de vida, el primero de ir a la escuela, el primer día de novios y el primero de casados. Hoy es el primer sábado que yo estoy sin mi mamá. Yo había designado ese día de la semana para visitarla. Cada sábado al despertarme hacía un acomodo de mis actividades para estar con ella. Muchos sábados no pude ir y sabía que ella iba a comentarse a mis hermanas "oye, Martín no vino", yo lo sabía porque muchas veces la escuche hacer el mismo comentario respecto a la no asistencia de otros de mis hermanos. 

Me gustaba estar con ella, acostarme en la cama junto al sofá en donde veía la televisión. Acariciar sus manos. Ya no eran una manos fuertes pero seguían siendo suaves. Sin hablar me decía cosas que me hacían sentir tranquilo, en paz. Me dormía junto a ella.

Creo que nunca me dijo que me quería, nunca me dijo que me iba a cuidar y protegerme como mi madre que era. Pero no era necesario. Sobran las palabras cuando tu mamá, de 90 años hace que su hijo de 52 hace que se sienta de 5 años cada vez que está con ella. Cariño, amor, cuidado, atención en ella era acciones, simplemente lo daba y simplemente lo sentías. Sin condiciones, sin buscar recompensas, sin medida. Rasgos que muchas veces, con intención o sin ella, se mezclan con las palabras y hacen que las palabras pierdan su fuerza y generen incluso un efecto contrario al que se proponen.

Lo mejor de todo era que como me hacía sentir a mi, hacía sentir a mis hermanos, a sus nietos, bisnietos, nueras y yernos, sus sobrinos, cuñados, parientes políticos, vecinos y amigos. ¿Cuál era el secreto? es la pregunta.

Mamá no tenía secretos, era compartida en todos sentidos, pero había que estar atento en lo que te decía cuando te contaba una historia suya o de otros, o al refrán que te disparaba detrás de la historia o el chisme que compartías con ella.

Con respecto a dar, a querer y a cuidar, recuerdo haberla escuchado muchas veces contar cuando, en pleno apogeo de una numerosa familia, con pleitos, gritos, llantos, ella algunas veces se daba tiempo de irse caminando con mi tía María Eugenia hasta el Pic Nic a comerse unas tostadas para regresar después a atender a sus niños. Ella se quería a sí misma y dentro de la complejidad y lo caótico que puede ser una familia grande, se daba tiempo para ella y tenía espacio que defendió hasta sus últimos días de vida: su closet, sus cajones, su ropa. 

Creo que la moraleja de esta historia es que debemos querernos a nosotros mismos. Como podemos querer a otros si no nos queremos, cómo puede alguien cuidar a otro cuando no es capaz de cuidarse a sí mismo, cómo ofrecer cariño y generar paz cuando no la tenemos, si no nos respetamos.

Alguna vez alguien le preguntó si no sentía feo que ella estuviera comiendo sus tostadas y sus hijos no. La respuesta era simple, sin mayores explicaciones. NO. Como me cae mal, expresión común de Doña Raque, que cuando estoy comiendo con fulanita (omito varios nombres) empiecen con sus comentarios "¿que estarán comiendo mis niños?" "¿ya habrán comido mis niños?" "cómo puedo estar comiendo con mis niños solos en casa" me platicó muchas veces mi mamá, yo ya sabía la respuesta porque me la dijo muchas veces pero cada vez que surgía el comentario le hacia siempre la pregunta: ¿y tú, que les dices? La respuesta era breve, era la misma, era muy simple pero yo la disfrute cada vez que la escuche: "tu come, ya regresarás a tu casa y si no han comido les das de comer, si no ni disfrutas la comida. De todos modos ahorita no puedes hacer nada. "¿Egoísmo? No. ¿sencillo? tampoco.

Pienso que las personas que pueden andar por la vida sin culpas ni remordimientos son aquellas que ofrecen todo en cada acción y eso es algo a lo que llegan aquellos que se quieren a sí mismos. Ver por los demás y ver por uno mismo se vuelve una relación dialéctica. De ida y vuelta.

Me toca ser digno de ella y el intento implica quererme, cuidarme y procurarme. Cuando eso se logra de manera natural se proyecta hacia los demás. No necesitamos decirlo. Es muy simple.

Hoy es sábado, lo bueno es que no tengo que salir para ir a ver a mi mamá. Ella está aquí.


Por considerarlos ricos en contenido, rescato dos de los comentarios que se hicieron a esa publicación; el primero es de su esposa y el segundo de alguno de sus muy numerosos amigos.


Luz del Carmen Galindo. Así es mi amor, así de simple podía amar porque ella se amó, y nos regaló momentos felices, enseñanzas (sin pretender serlo) ella era así, una vida extraordinaria, una vida plena, disfrutando de todo y de todos, honraremos su memoria tratando de vivir así, con sus refranes (de los cuales conocía muchísimos) siempre oportuna, siempre con una sonrisa, la recordaré por siempre, porque en efecto su amor siempre estará aquí...

Fernando Bauza. Las gotas de agua regresan al mar, pero siguen siendo la misma agua refrescante y pura en que puedes enjuagarte.Distingue la nueva forma física del agua, que fue gota, que fue nube, que fue vapor y mira esa misma agua viviendo dentro de tí, en cada célula de tu cuerpo. Te abrazo con mucho cariño. Fer. 


Descanse en paz Doña Raque...



No hay comentarios.:

Publicar un comentario